domingo, 13 de septiembre de 2009

camaron vegetal

Sigo trabajando en el wald alemán, en sus hojas, en sus sombras, en su frondosidad, me influyen también todo el trabajo de hojas que hay en los edificios de acá. Aún no logro la síntesis que quiero. La síntesis y la diversidad que quiero. Igual me gusta el ondular de la base, la columna vertebral que quise esbozar se convirtió en una caparazón articulada, como un bicho bolita o un camarón. Hay algo q me recuerda a las guardas de hojas de los edificios también. Este trabajo se demoró bastante ocupando el lugar de trabajo de mi monomesa. Hoy me dije, Hoy se termina. y se terminó. Ojalá fuera así con todas las cosas.











iglú teta












es una casita? es una teta? es un temaxcal?

viernes, 4 de septiembre de 2009

Heute verlasse ich diesen Platz.

-Hoy dejaré estas tierras. No veré derrumbarse a todo el universo de piedra: ni los escritos de piedra, ni las flores de piedra, ni las telas de piedra que construimos para ser espejos de los dioses. Hoy el canto de los pájaros se llevarán mi alma por los aires, y mi cuerpo quedará desanimado, volverá a la tierra, al lodo y amanecerá de nuevo algún día en el sol que se encuentra escondido en el maíz. Hoy mis ojos se abrirán en flor y dejaré estas tierras, pero antes sembraré todo mi cariño en tu piel.

Sin previo aviso, una lluvia repentina empezó a caer sobre la región. La abuela comenzó a reír y con su risa llenó de música la habitación. Malinalli no sabía si lo que la abuela había hablado respecto a irse a algún lado se trataba de una broma o era verdad. Ella lo único que sentía era que la abuela y ella tenían la misma edad, que no había tiempo ni distancia entre ellas, que podía jugar y compartir sus deseos, inquietudes y fantasías con su amada abuela vuelta niña.

La abuela invitó a Malinalli a salir a jugar en la lluvia. La niña, divertida, la obedeció. Afuera de la casa pronto todo se hizo lodo. Las dos juntas se sentaron en el piso y enardecidamente se dedicaron a jugar con la tierra mojada. Diseñaron formas de animales y figuras mágicas. Parecía que la locura se había apoderado de la abuela y que, totalmente fuera de control, compartía ese mal con su nieta. La abuela le pidió a la niña que cubriera sus ojos con lodo, que se los refrescara con el lodo. La niña comenzó a acariciar el rostro de su abuela con sus manitas tratando de cumplir cabalmente con los enloquecidos deseos de su abuela. Cuando estuvo maquillada con el barro, la abuela le habló a su nieta:

-La vida siempre nos ofrece dos posibilidades: el día y la noche, el águila o la serpiente, la construcción o la destrucción, el castigo o el perdón, pero siempre hay una tercera posibilidad oculta que unifica a las dos: descúbrela.

Después de pronunciar estas palabras, la abuela se levantó con los ojos cubiertos de lodo y señaló al cielo.

-¡Mira hija! ¡Las nadadoras del aire!

Malinalli observó el sorprendente vuelo que unas águilas estaban ejecutando sobre ellas.

-¿Cómo es que supiste que estaban ahí si no las puedes ver?

-Porque está lloviendo y cuando llueve el agua me habla, el agua me indica la forma que tienen los animales cuando los acaricia, el agua me dice cuán alto o qué tan duro es un árbol por la forma en que éste suena al recibir la lluvia, z me dice muchas cosas más, como el futuro de cada persona, que es dibujado en el cielo por los peces del aire, sólo hay que adivinarlo. El mío es muy claro, los cuatro vientos me han dado su señal.

En ése momento la atmósfera se volvió naranja y un estallido de luz envolvió la mente de esas dos mujeres que parecían encantadas, transformadas y levantadas de la gravedad de la vida para flotar en la ligereza de los sueños.

La abuela comenzó a antar en diferentes dialectos y con voces ininteligibles mientras abrazaba con nostalgia e infinito amor a su nieta. Después de un rato, le pidió que fuese a recoger todos los pedazos de hierba seca que encontrara. Cuando la niña cumplió sus órdenes dentro de la casa encendieron el fuego nuevo con las brasas del día anterior. Mientras las ramas ardían la abuela dijo:

-Todas las aves tomaron del fuego su figura. El pensamiento también tiene su origen en el fuego. Las lenguas de fuego pronuncian palabras tan frías y exactas como la verdad más cálida que puedan tener los labios. Recuerda que las palabras pueden crear de nuevo el universo. Cada vez que te sientas confundida contempla el fuego y entrégale tu mente.

Malinalli, fascinada, contempló las mil formas escondidas en el fuego hasta que éste se consumió. La abuela sonrió y le dijo:

-Siempre recuerda que no hay derrota que el fuego no pueda consumir.

La niña se volvió a mirar a su abuela y observó cómo le corrían las lágrimas en medio de la tierra seca que cubría sus párpados. La abuela, entonces, de una cesta donde guardaba sus pertenencias tomó un collar y una pulsera de jade y, mientras se las colocaba a su nieta, con voz serena la bendijo de esta manera:

-Que la tierra se una a la planta de tu pie y te mantenga firme, que sostenga tu cuerpo cuando éste pierda el equilibrio. Que el viento refresque tu oído y te dé a toda hora la respuesta que cure todo aquello que tu angustia invente. Que el fuego alimente tu mirada y purifique los alimentos que nutrirán tu alma. Que la lluvia sea tu aliada, que te entregue sus caricias, que limpie tu cuerpo y tu mente de todo aquello que no le pertenece.

La niña sintió que la abuela se estaba despidiendo de ella y con voz angustiada le suplicó:

-No me abandones, Citli, no te vayas a ir.

-Ya te dije que nunca me voy a ir de ti.

Y mientras la abrazaba fuertemente y la llenaba de besos, en silencio le ofreció al sol a su nieta. La bendijo en nombre de todos los dioses y sin palabras dijo: "Que Malinalli sea la espantadora del miedo. La victoriosa del miedo, la que desaparezca el miedo, la que incendie el miedo, la que ahuyente el miedo, la que borre el miedo, la que nunca tenga miedo."

Malinalli permaneció enredada en los brazos de su abuela hasta que la paz se hizo completa en ella. Cuando por fin se separó, descubrío que la abuela estaba inmóvil. Que había dejado de pertenecer al tiempo, que se había evaporado del cuerpo. que su lengua había regresado al silencio.

La niña comprendió que era la muerte y lloró.

llogo llama